lunes, 30 de marzo de 2015

semana santa

Fotografía de Juan Mariscal ganadora de este concurso

Ya ha empezado la semana santa, que este año no lo parece, porque rompiendo las tradiciones, el tiempo apunta soleado para toda la semana.

Estos son dos carteles poco oficiales  con estupendas fotografías de Juan Mariscal y de Diego García Silva.  Este último tras ganar año tras año todos los premios habidos y por haber, de las distintas hermandades, del ayuntamiento, etc. ha jugado por partida doble. Por un lado, ha instituido su propio concurso que lleva su nombre"Diego García Silva" y cuyo premio es un capirote de bronce. El ganador a sido otro prestigioso fotógrafo, Juan Mariscal. Por otro, ha ganado el premio de la asociación de fotografía de Arcos,  fo-cal. Diego no se retira del ruedo.

Enhorabuena para ambos fotógrafos, viejos amigos de La Casa Grande y que han ganado los primeros premios del  concurso de fotografía de La Casa Grande


Fotografía de Diego García Silva, ganadora del concurso de fo-cal

sábado, 21 de marzo de 2015

primavera

Primavera

En la naturaleza, la espiral evoca el despertar, la regeneración, el viaje mítico, como las hojas que se abren y orientan hacia la luz...

In Nature, the spiral evokes birth, regeneration, a mythical journey, like leaves that open and follow the light....

Siguiendo el curso de las estaciones, Ramón Herreros ha ilustrado la primavera para La Casa Grande, como ya hizo con el solsticio de invierno, con dos preciosas acuarelas. Hemos impreso una de ellas en un tarjetón que ofrecemos a nuestros huéspedes como un recuerdo de su estancia en el hotel.

Una cita sugerida por Ramón Herreros relativa al complejo símbolo de la espiral:

Del seno del abismo insondable surgió un círculo formado por espirales... Enroscada en su interior yace una serpiente emblema de la sabiduría y la inmortalidad.


H.  P. Blavatski


¡Bienvenida primavera!


martes, 17 de marzo de 2015

El río olvidado...

Una pareja pescando

Como es bien sabido Guadalete quiere decir río del olvido. Procede del árabe uad, río, y de lete, que en griego significa olvido, recuerdo del tiempo en que por estos lares gaditanos campaban fenicios y griegos.

 El  pasado sábado hice con unos amigos el recorrido junto al río en sentido inverso al del referido en la entrada anterior de este blog ´río escondido`. Empezando desde el mismo sitio, El Retiro y el molino de la Molina, recorrimos el sendero de los cuatro molinos junto al Guadalete  para volver a entrar en el pueblo por el molino de la Fuente del Río y ascender hasta los Caños Verdes. Fue un bonito paseo, que realizo a menudo, donde nos cruzamos con numerosos vecinos e incluso forasteros que disfrutaban del día y del precioso paraje.

Hace pocos años otro ayuntamiento decidió restaurar o construir este sendero junto al río que enlaza los cuatro antiguos molinos. Fue una excelente idea y un trabajo costoso que duró muchos meses. Por el camino, con un firme adecuado, se podían ver grupos, parejas, familias e incluso cochecitos de bebés. Era una manera de poner en valor los recursos naturales de Arcos, su belleza y las posibilidades de esparcimiento que tiene el río.

Pero ha pasado el tiempo y el actual ayuntamiento seguramente ha decidido rendir un homenaje al Guadalete y a su nombre como río del olvido. El Guadalete a su paso por Arcos es ignorado y menospreciado por quien debería velar por preservar nuestro patrimonio natural.  Hace años que nadie repara ni limpia un recorrido tan encantador con unas vistas insólitas de Arcos y la peña. El camino está plagado de escombros, plásticos y botellas rotas. El firme ha sido socavado por las aguas en buena parte del camino ¡Una pena!


sábado, 14 de marzo de 2015

río escondido


Esta mañana he ido a pasear por el llano de las huertas, la vega del Guadalete que se extiende a los pies de Arcos y de La Casa Grande. He bajado andando desde el hotel. Cruzando la zúa del molino de la Molina he decidido seguir una ruta nueva bordeando el río en lo que parecía un sendero sin salida. Ha sido un descubrimiento. Mi sorpresa iba en aumento. Me adentraba en un paraje insólito, casi salvaje, solitario, donde la vegetación reina a sus anchas, se escuchan y se ven los pájaros, los peces en el río. La primavera empieza a despuntar, brotes, capullos y hojas reflejan como espejuelos la luz de la mañana. La silueta de Arcos y la peña sigue en el trasfondo. Aunque algunos plásticos  desentonaban, no conseguían mermar la sensación de plácidez e intimidad en medio de una naturaleza tan cercana y tan recóndita. Un regalo de este preámbulo de primavera.